Es de conocimiento que el agua es un elemento indispensable, tanto cualitativamente como cuantitativamente, para la constitución de un medio donde evolucionen y funcionen los elementos vivos.
Su aporte hídrico es esencial para la vida, donde destaca el aporte energético, ya que si bien un organismo puede ayunar durante varias semanas, el ayuno hídrico no puede superar las cuarenta y ocho horas sin ocasionar trastornos graves e incluso la muerte si se extiende más allá de setenta y dos horas.
En el cuerpo humano, el agua es su componente mayoritario y de nitorio: Desde el ochenta y cinco por ciento en el recién nacido hasta menos del sesenta por ciento del anciano («la deshidratación de la vida» según Vincent).
Por esa razón, el agua pasa a formar parte de la homeostasia del organismo, debiendo mantener la constancia de su presencia en determinada cantidades para la correcta función de toda la maquinaria humana.
Podemos apreciar la distribución del agua total en el cuerpo de forma:
y Líquido Intracelular: 55%
y Líquido Transcelular: 2.5%
y Tejido Conjuntivo Denso y Cartílago: 7.5% y Tejido Óseo Total: 7.5%
y Líquido Intersticial y Linfa: 20%
y Plasma: 7.5%
En la siguiente tabla observamos como varía a la baja el porcentaje de líquido en el cuerpo de forma paralela a la edad, tanto en el hombre como en la mujer.
Únicamente aumenta el contenido hídrico en hombres de 17 a 39 años respecto a hombres de 10 a 16 años
Extracto: Medicina del Deporte, de la Actividad Física y Rehabilitación. Módulo I
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